El Conflicto en Siria y el Rol de la ONU.


 

Por Candela González (*) 

El actual conflicto en la Republica Árabe de Siria tiene sus raíces en una serie de hechos desencadenantes que decantaron en marzo de 2011, y no podríamos dejar de analizarlo, además dentro de la ola de protestas llamada bajo la denominación de “Primavera Árabe”, que tuvo su inicio con la revolución tunecina.  Las revueltas sirias comenzaron como protestas pacíficas pero no tardaron en teñirse de sangre. Sin duda alguna, la realidad árabe tiene impactos y efectos tanto directos como indirectos dentro de la comunidad internacional: afecta a los estados vecinos de Turquía y Líbano, perturba a Rusia y preocupa a las Naciones Unidas.



Las revueltas actuales en el país árabe de Siria datan de marzo de 2011: ya van cerca de 17 meses de conflicto, aproximadamente unos 13.000 muertos, 500.000 desplazados internos, 73.000 refugiados que ante el inminente conflicto han decidido desplazarse hacia las fronteras de los estados vecinos. Estos son algunos de los números que reúne hoy Siria, un estado que actualmente a pasar de su aislamiento en la escena internacional –con la excepción de determinados aliados- no cede a la hora de satisfacer las demandas de su pueblo.

Giran muchas preguntas en torno del conflicto sirio, pero la más evidente y fundamental es: ¿Por qué la comunidad internacional no interviene? O ¿Por qué resulta ineficiente su accionar?

Siria es un estado enormemente complejo y, en el momento en el que comienzan las protestas contra el régimen de Bashar al-Assad, aún está “latente” el éxito logrado en las revueltas en Túnez y Egipto, en el contexto de la llamada “Primavera Árabe”. Sin embargo, en su caso, las características que reúnen hacen complicado un final inmediato semejante.

Hay determinados puntos que nos hacen denotar la complejidad del caso y las particularidades latentes que el mismo posee. 

La fecha clave es el 15 de marzo de 2011, si bien se conoce que desde el mes de febrero circulaban por las redes sociales convocatorias anónimas para salir a las calles y en los que se pedía un cambio en el régimen sirio y su partido único, fue ese día en el que familiares de algunos menores de edad fueron detenidos por una pintada reivindicativa en Deraa, que se convirtió entonces en el epicentro de las manifestaciones.

Las muertes comenzaron casi de inmediato y, ocho días después de ese quince de marzo, una portavoz del presidente anuncia las mayores reformas en décadas en el país para satisfacer las “legítimas” demandas del pueblo: derogar la ley de emergencia en vigor desde 1963, subir el salario mínimo a los funcionarios, más sanidad, crear nuevas leyes para garantizar un mayor control al gobierno, la creación de empleo y, además, formar un comité que analice la situación en Deraa, donde, en ese momento, se concentraba el conflicto. Este tipo de accionar reivindicativo suele ser implementado por estados en situaciones donde hallan al límite su institucionalidad y legitimidad, como por ejemplo Rusia en 1917 antes del estallido de su Revolución. Sin embargo, las protestas en Siria continuaron. 

Cuando hacemos referencia a la oposición en siria hay que tener en cuenta que, es dentro de este conflicto un elemento por demás plural y heterogéneo. En ella existen tendencias muy diversas, como activistas de derechos humanos, islamistas moderados y nacionalistas, también incluye blogueros y ciberdisidentes, encargados hacer oír la revolución. Esta diversidad influye en que no exista una voz dominante, lo que dificulta aún más la llegada de una solución. Junto a ellos hay otras minorías étnicas y religiosas, como los cristianos y los propios chiítas, presentados en este conflicto como aliados. La mayoría de la población son sunitas que, son intervenidos a su vez por los llamados “shabiha”, una temida milicia progubernamental. La cuestión clave es que, ante un eventual derrocamiento de Al-Assad, las minorías afines tendrán miedo a su futuro.
En cuanto a lo que el accionar de la comunidad internacional respecta, tenemos varios ejes de análisis. Por un lado, los vetos de China y Rusia en el marco de la ONU han imposibilitado que la sociedad internacional dé grandes avances en la resolución en este conflicto y en uno fundamental: en el paro de envío de armas, algo que siguen haciendo tanto Rusia como Irán, dos grandes aliados del régimen sirio. Desde marzo de 2011, la comunidad internacional ha intentado varias medidas para lograr el cese de la violencia y una salida pacífica del conflicto: numerosas sanciones de carácter económico y diplomático se han sucedido por parte tanto de la Unión Europea como de Estados Unidos incluyendo, en ambos casos, un embargo a su petróleo.

Existe, además, el nombramiento el día 24 de febrero de 2012 por parte de la ONU de Kofi Annan como enviado especial, quien elaboró un nuevo plan de paz que implica un alto al fuego por las dos partes. Sin embargo, tras la matanza de Hula, el pasado 4 de junio, el Ejército Libre Sirio oficializa la ruptura de dicho alto al fuego.

Otro elemento clave es la actuación de la Liga Árabe, que se estableció a favor de establecer una zona de exclusión aérea, al estilo de Libia, algo que supuso un verdadero punto de inflexión. El bloque ha evolucionado su postura hacia Siria llegando al punto de optar la inédita medida de suspender a Siria como miembro con el voto a favor de 18 países.

Dentro del marco de la ONU hay varios factores que analizar, tratándose de una Organización más grande, más plural, en donde la toma de decisiones a veces resulta compleja. La responsabilidad principal del Consejo de Seguridad es el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional: conforme a la Carta de las Naciones Unidas, los Estados Miembros de las Naciones Unidas están obligados a aceptar y cumplir las decisiones del Consejo. Este consta de 15 miembros, 5 permanentes y 10 temporales. Los miembros permanentes son China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, las potencias nucleares de la época, que tienen derecho a veto.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableció en su resolución 2043 , con fecha el 21 de abril de 2012, la creación de la Misión de Supervisión de las Naciones Unidas en Siria (UNSMIS), a fin de vigilar el cese de la violencia armada en todas sus formas y por todas las partes y vigilar y apoyar la plena aplicación de la propuesta de seis puntos del Enviado Especial Conjunto, Kofi Annan, para poner fin al conflicto en Siria. Inicialmente se dió un periodo de calma relativa, pero las hostilidades se reanudaron, visto y considerando esto, el 15 de junio de 2012, la UNSMIS suspendió sus actividades, debido a una intensificación de la violencia armada en todo el país.

El 20 de julio de 2012, el Consejo de Seguridad prorrogó la UNSMIS por un último período de 30 días y sólo consideraría una nueva prórroga de la misión en el caso de que los informes del Secretario General y del Consejo de Seguridad confirmen que han dejado de utilizarse armas pesadas y que las partes han reducido suficientemente el nivel de violencia para que la Misión de Supervisión de las Naciones Unidas en la República Árabe Siria pueda ejecutar su mandato. Dado que las condiciones establecidas por el Consejo no se cumplieron, el mandato de la UNSMIS terminó en la medianoche del 19 de agosto.

La situación dentro del propio Consejo de Seguridad no es algo que pueda quedar fuera de análisis: el doble veto por parte de Rusia y china el día 19 de julio dejó en suspenso el futuro de los observadores internacionales en Siria, y se suma a los dos ya ejercidos por los mismos países en los meses de octubre y febrero de 2011, cuando también pusieron freno a las iniciativas de los países europeos y Estados Unidos para ejercer presión sobre el régimen dictatorial de Damasco. Moscú y Pekín temen la repetición del “escenario libio” en Siria donde, con el apoyo de las fuerzas de la OTAN y con el permiso del Consejo de Seguridad, la oposición logró derrocar el régimen de Muammar Gaddafi y al día de hoy todavía no hay estabilidad.

Por parte de Moscú, en su indefectible respaldo del régimen de Damasco, calificó de “inaceptable” el proyecto de resolución sobre Siria presentado en el Consejo de Seguridad por las potencias occidentales. El embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, indicó que su país vetó la medida porque abría la puerta a una intervención militar.
Los miembros permanentes del Consejo han vuelto a quedar divididos entre los países que quieren una condena al Gobierno de Siria -Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia- y Rusia y China, que han vetado sistemáticamente las resoluciones de condena en los 17 meses que lleva el conflicto.

Sin lugar a dudas los intereses particulares de estas dos potencias han jugado un importante papel en esta oposición. La política tradicional de China es de no injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos. Podemos pensar además, que este posicionamiento por parte de Rusia es un ejercicio de cooperación diplomática a la espera de recibir el mismo apoyo en casos de especial interés por parte del gobierno de Beijing. Seria un absurdo negar los intereses estratégicos y militares que Rusia tiene con Siria, que incluyen la construcción de una base militar naval, su salida al Mediterráneo, que estaría en funcionamiento en este año. Sin dejar de lado, además, las importantes relaciones comerciales que entablan tanto China como Rusia con Siria.
Ciertamente el conflicto en la Republica Árabe de Siria se caracteriza por una gran complejidad, dada la cantidad de aristas que revisten el conflicto, la cantidad de grupos involucrados, los intereses en juego y la creciente tensión que acumula el asunto en la escena internacional. En las últimas horas, el presidente sirio ha afirmado públicamente que su país está librando "una guerra regional e internacional" que todavía tardará tiempo en acabar, pero aseguró que está decidido a seguir adelante.

No cabe duda que dada la complejidad que recubre al mundo árabe hoy, que tiene como epicentro a Siria, hace imperante la necesidad de un accionar conjunto, coherente y organizado de toda la comunidad internacional en pos de la garantizar la paz y seguridad internacionales, y fundamentalmente brindar protección de toda la población civil involucrada en el conflicto.
(*) se desempeña como pasante en la Asociación Cascos Azules.

 Bibliografía consultada:
· http://www.abc.es

· http://www.un.org/es/peacekeeping/missions/unsmis/

· http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?NewsID=24004

· http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?NewsID=24211

· http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?NewsID=24006

· Blanca Palacian de Inza, “La responsabilidad de proteger y el derecho a veto”- febrero de 2012. Instituto Español de Estudios Estrategicos (IEEE)




· http://actualidad.rt.com/actualidad/view/38770-Rusia-y-China-vetan-resoluci%C3%B3n-de-ONU-sobre-Siria




· http://actualidad.rt.com/themes/view/44181-Conflicto-en-Siria